domingo, 25 de julio de 2021

La Carta

 Esta es una carta que algún día leerás en esta página, esta carta es para la mujer que ha ocupado toda mi vida, el cementerio de la noche se está cerniendo sobre nuestras cabezas y  a la primer persona que va a llevar será a mí, la sombra esta siempre  alrededor de nosotros, alimentada por el rencor, no  se porque pienso siempre que  mi hora esta cerca y que no he hecho lo suficiente para dejar un legado.

Ha sido  tan importante nuestro amor y nuestro cariño  que días y días de odios continuos no  los han podido destruir.
A la mujer  que le  escribí esa poesía que mucho tiempo estuvo colgada en la pared y que un día decidía caerse sola, cuando cayó se noto lo deteriorado del espíritu de ambos, cualquier pedestal se desgasta, cualquier cuerpo deja de sonreír, solo nos queda el espíritu de la noche.
Llegara el momento de  dejar este cuerpo y los segundos cuentan en el espíritu del silencio del aposento, de la noche, en ese momento se dejaran caer las palabras que nunca cayeron en los últimos instantes como siempre.

Si mi dios considera que en espíritu mi camino debe ser largo que no me castigo con la noche de los sueños de locura, a si sea su decisión y más bien le pido me  lleve prontamente a  su silencio, en donde medirá en la balanza de su espíritu como yo si merezco elevarme al principio de la noche de los sueños a los jardines  encantados.

Por  eso, solo le pido a dios, la sabiduría para captar  si todo se  perdió, en el candil  de los rencores, de las palabras que se escriben en silencio.

La última carta es  la que debemos tener preparada todos los días y esta es una carta escondida, quedara escondida y si algún día en los hilos eléctricos o chispazos de tu computador la leerás y veras que  esa noche tan  larga  no era necesaria, que el dinero no lo es tanto, que el rencor que destruye los pensamientos a lo lejos  no perduran.

Por eso esta carta la escribiré de pronto más de una  ves y alguna de ellas será la última, y en silencio te digo te espere en mi cuerpo y lo preserve para ti pero no lo valoraste preferiste esconderte  en ti misma buscando posiblemente  otro aliento.

Por eso en el envejecimiento de las flores si descubro que  ni siquiera esas  dos flores que son mis hijos se perduran sin rencor te  pido que por lo menos alzar  una oración de  amor a mí cada vez que me visites en  mi tumba.
lucasjsilverado.lcz.

13 junio 2012

Luis  Carlos  Zamora  Cano
Derechos  Reservados.

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