Fueron los
versos de la mujer amada, los que se fueron, horizonte y fragua. Se
acabaron los versos de la noche, la musa y el silencio; Como se
ve tan triste el paralelo, la musa, desesperada, por entrar enamorada.
El agua del poeta
la tengo; la flor, el movimiento del aire capto, al pasar de los días, y
las formas de la mujer amada, solo el silencio de mi
enamorada; Qué bueno devolver el agua de la quebrada, que hacia
arriba corra; y que me traiga el recuerdo de aquellos viejos versos
que solo se quedaron
ahora que me
puedo ir y en cualquier momento puedo dejar
el mundo; persigo la inspiración ,persigo el alma, para
exprimir algún verso y alguna canción.
esta la
musa ,la inspiración escondida en la mañana,
tempranera, con los primeros descansos.
Y se
quedó también escondida hasta los últimos momentos de mi vida,
a acompañarme sobre el lecho de poeta. O dejar a mi
Dios, que el poeta siga su camino para pulir los versos; hasta sacar
un diamante, o una gota de agua pura corra por sus venas.
Luis Carlos
Zamora Cano.
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