domingo, 20 de diciembre de 2015

Cronicas De Un Niño en Belen De Umbria

Me parece todavía sonreír encontrándome en mi niñez, la caja de recuerdos en los que se convierte el pasado, me parece que fue ayer cuando me levantaba para irme a la escuela mi pueblo.
Algo especial en mi infancia una cantidad de recuerdos que se me vienen a la memoria y que forman parte de la caja espiritual que me sostiene cuando veo que todo ha quedado completamente vacío.
Mi querido belén de umbría es un pueblo grande por su gente y mediano por su extensión sus calles son algo empinadas con un parque en el centro donde después de tantas remodelaciones todavía guardo en la memoria aquellos asientos semicirculares donde a su alrededor crecían las flores de todos los estilos el bolívar del centro de la plaza., y la iglesia como siempre la he conocido con su campana con una vos de claridad espectacular.
Mi pueblo y mi gente, de la que tanto he aprendido y a lo largo de los años me he dado cuenta que poco conozco, las calles de belen,sus parques ,sus árboles de café cultivo que lo hicieron durante mucho tiempo uno de los municipios más cafeteros.

Me parece que fue ayer el momento en que me levantaba para estar en la escuela, esa general Santander donde miraba el mapa de Colombia en cemento, la profesora doña Bernarda que nos enseñaba cantidad de cosas, los pupitres las tardes polvorientas, las mañanas en que hacíamos cola para tomar aquella leche que era regalada, y llegar a casa a ver a mi madre y a mi padre.
A él lo recordaba con el aceite hirviendo en un perol enseñándonos como preparar los huevos que nadaban en él y tomaban bellas formas, las casas belumbrenses siempre se han caracterizado por ser grandes corredores y un patio inmenso cubierto por vitrales, mi casa no era la excepción había una alfombra roja parecía persa que se caracterizaba por un olor.
La vida era rueda de colores todo era eterno, el horizonte lo parecía por que se fusionaba y en parque desaparecía en un atardecer, el barco de papel que armaba yo frecuentemente desaparecía en aquellos aguaceros que a torrentes y el cual yo veía con curiosidad.
En el campo estaba el día soleado, con una multitud de colores, hasta los pájaros alegres pero que eran desafortunadamente masacrados por el sonido de nuestras caucheras, la colina de la mañana se inclinaba cada vez más al ver los juguetes tan caros de los ricos comparados con nuestras llantas extraídas y la cual golpeábamos con un palo en su suave rodar.
La noche, era hermosa toda la familia se congregaba alrededor del televisor admiral, en blanco y negro a ver a Alfred hitchcok, con sus noche de terror, luego cada uno se despedía de mi padre buenas noches papa.
En un mundo solitario se escuchaba en silencio el sonido de los libros que eran mis amigos y que se abrían ahí tenía mi mente, abierta y pura con una precocidad de solo cuatro años, para saber ya leer e interpretara aquellas fabulas de esopo, el tesoro de la juventud, y la enciclopedia de los animales, tantas lecturas, que me dejaron el tesoro que todavía alcanza a dar.
Y mis amigos de la infancia aquel recuerdo de noches en que tras una pelota corría y gozaba la vida como único momento, o en el que toda mi imaginación se convertía en diferentes personajes.
Podría llenar planillas y planillas de recuerdos de belén de umbría, lo único que digo es que mi pueblo siempre nos brindo en el momento, los recuerdos de la infancia, y que a veces se nos olvidan.
luiscazamora.lcz.
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