Una huella en la mano
de Dios
Dejo el poeta y falleció
su poesía
Se dejó aquejar por las
sombras
Cuando se alimentaba del amor
La misma poesía lo escondió
En la misma respiración
están las sombras
Paisaje propio suspiros escondidos
Buscando pajaritos de
colores
Buscando hermosas
flores
Para recrear el aire murió el poeta
Se puso triste
entonces la aurora
El lapicero dejo de
cruzarse en sus pensamientos
Una mujer trastorno
sus pensamientos
Le dejo una marca
propia y dolorosa
Por qué el poeta no entiende
Que existen no solo los planetas
Que también está
el pantano
Y las alimañas. Se
encuentran escondidas
Que su corazón lleno de odios se
deshecha
Que no entiende por
qué después de alimentar las flores
Estas giran y dejan sus más
bellos momentos a otro amanecer
Recién llegado que no
ha brindado nada
El poeta no entiende
que existen tierras estériles
Frias, lejanas donde
el agua no corre
Donde hay las mismas
alimañas se alimentan
Suave como la
brisa están los vientos
Triste .Morirá el
poeta
No encuentra la
pureza por que él no la tiene
No existe la mujer
perfecta
Se siembra y se siembra
Y la cosecha es dada al de menor esfuerzo
No existen corazones
Solo corazones rotos….
Así murió el poeta
buscando el amor.
Luis Carlos Zamora cano.